Sueño regularmente que nada de esto ha pasado pero todos sabemos que ocurrirá.

En el sueño, Carla sube cada mañana a la azotea azul de nuestro edificio a esperar los aviones en llamas.

En el sueño otros la acompañan.

Si no es hoy, será mañana, dice. Hay que ser pacientes.

En el sueño recorremos la ciudad juntos preguntándonos qué quedará y qué caerá.

Esto sí.

Esto no.

Sin dudar.

Sabemos que ocurrirá y sabemos cómo ocurrirá. Recordamos vívidamente el futuro.

Cuando le conté a Carla mi sueño me miró muy seria y me dijo que era una señal.

Luego de eso empezó a subir a la azotea por las tardes a fumarse su cigarrillo del día.

Déjame. Prefiero estar sola, me decía.