Cuando Carla hablaba con el panadero se ponía muy triste. Me hablaba de la niña. ¿La recuerdas? ¿Recuerdas a la niña? Siempre estaba sentada en la puerta por las tardes. ¿Estas seguro de que nunca la viste?
A veces salían a pasear juntos.
El panadero le enseñó dónde había enterrado a la hija. En el parque.
Carla lo llevó hasta nuestro mirador.
Carla decía que desde el mirador la ciudad no había cambiado. Desde allá seguía siendo la misma mole gris inabarcable.